agosto 21, 2009

Good Bye and Good Luck.

Si nos propusiéramos recorrer cada recoveco de esta historia, encontraríamos más que un par de puertas cerradas, unas cuantas ventanas abiertas, palabras al viento, otras tantas al vacío, promesas rotas, juramentos olvidados, minutos intensos, segundos perfectos, días reídos y atardeceres llorados, rasguños profundos, unos cuantos parches a medio pegar y un frasco de ilusiones que me entregaste una noche mirando al mar.

Recorrimos tantos pasajes buscando que nuestros sueños tuvieran un futuro, hasta que en una vuelta te perdí el rastro, pero tu mano supo encontrar la pista que dejó para tomar la mía y así seguimos sin detenernos ni siquiera a respirar.

Un día simplemente comprendimos que esta vez nuestros caminos serían paralelos, yo caminaba por la vereda de enfrente poniendo mi esfuerzo en no perder la sonrisa de amigos, la mirada confidente, el abrazo fraterno, aún sabiendo que nuestros planes no verían el mismo final, por lo menos no como lo habíamos pensado.

Tú me pediste en una noche de cara a las estrellas que no me llevara mi canto a otra esfera y entre lágrimas y una sonrisa te dije que no lo haría si veía en ti un mínimo intento de bailar a mí son.
Pienso que la noche te tomó por sorpresa y fue ese el motivo de aquella petición, porque de ahí en adelante nunca pude sentir tu mirada detrás de mi hombro, ni menos los destellos de cariño que se supone tenías para mí.

La palabra perdón está tan trillada en tu boca que sobre mí no tiene ningún efecto.
Optaste y lo entiendo, pero jamás te perdonaré que hayas decidido llamarlo Error.
No vale la pena intentar encontrar los por qué, ni mucho menos buscar atisbos de verdad, porque hasta ahora el sabor más latente en todo esto es el de la Mentira.

Ahora no hay nada en ti que yo pueda creer, ni queda un matiz que pueda reconocer.
Ya nunca más podrás poner mi nombre en tus labios.
Ya no te dejaré encontrarme en tus sueños, ni ver mi rostro en tus pensamientos.
Desde hoy nuestros senderos siguen caminos opuestos y no te preocupes que no será esta vez el destino el que se encargue de que así sea, yo misma procuraré que no se crucen otra vez.
No tengo nada tuyo, ni nada en mi queda para entregarte, porque las últimas gotas de cariño se cayeron con las lágrimas, al ver volar por mi ventana la última ilusión.

No te debo, No me debes, No nos debemos Nada.
Nunca más te veré en un reflejo, ni te dejaré colarte entre mis nebulosas.
Esto es lo último que escribo en tu nombre, el escombro final que me queda para removerte de aquí.

Yo me voy y no regreso, sabes bien que así será y si un día decides regresar buscando el sendero hacia mi puerta con tu mochila cargada de pasado, ten por seguro que habrá un futuro que no te dejará entrar y lo más cercano que tendrás de mi será este trago amargo que marcó nuestro Final.

2 comentarios:

Don Marticus dijo...

Palabras amargas que rasgan corazones con la verdad, porque hay segundos en que la verdad es tan dolorosa, que la gente no hace mas que disfrazarlas con mentiras que conciben aligerar sus cargas, mentiras tan sensatas como un cheque que maquilla la pobreza, las decisiones del alma son duras, pero las convicciones como las aquí arrojadas son más resistentes que cualquier cosa, Dormir y Dejar Dormir, Vivir y Dejar Vivir, Olvidar y Dejar olvidar, para poder por fin vivir y morir en paz.

Hans dijo...

No hay nada mejor que un adiós, claro y categórico.

"La palabra perdón está tan trillada en tu boca que sobre mi no tiene ningún efecto", cuando ocurre lo que escribiste, es porque ya no hay nada más que hacer y no por la palabra "perdón", sino porque cuando dejas de sentir frente al más mínimo movimiento de la otra persona, has dejado de considerarlo, lo has sacado de tu vida.

Así es la vida.